Retoqué mis arrugas
con maquillaje afín,
mis caídos ojos dibuje
con perfilador gris.
Mis pálidas mejillas
coloreé con carmesí
y el cabello cano
de negro lo teñí.
Me convertí en muñeca
de escaparate para ti
y pronto me di cuenta
de lo estúpida que fui.
¿Quién podría fijarse
en un vacuo maniquí?
En tus ojos sólo vi indiferencia,
la que tú sientes por mí.
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