Caminé desnuda
por el extenso arenal,
bajo una dorada luna llena
que invitaba a pasear.
Sorteé empinadas dunas
para poderte encontrar.
Fui abatida por las olas
impregnándome de sal.
Me sentí acariciada por la brisa,
extasiada por el rumor del mar.
Penetré en sus profundidades
sintiéndome penetrada tal cual.
Al amanecer…
con los primeros rayos solares,
supe que fui sueño de tu carne
y tu carne de mi soñar.
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